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El historial de siniestralidad de un conductor refleja los siniestros de los que ha sido culpable mientras estaba suscrito en una compañía de seguros. Este historial es una información que las compañías pueden compartir y consultar en un fichero común que se conoce como SINCO: es un archivo histórico a disposición de las aseguradoras cuando buscan información sobre el riesgo que representa un determinado cliente.
En este fichero figuran los partes que el titular del seguro ha dado en los últimos cinco años y que supone una información esencial para establecer la prima de un seguro. De este modo, los clientes que tienen un historial de menos siniestros pueden beneficiarse de su baja siniestralidad frente a los que han acumulado más partes.
Los datos de siniestros que has tenido en los últimos años te los puede proporcionar tu aseguradora a través de un certificado de siniestralidad, pero lo habitual es que la nueva compañía obtenga esta información a través del registro SINCO, que es un fichero gestionado por la empresa informática TIREA, en el que constan todos los siniestros de los conductores si han tenido o tienen un seguro de coche contratado.
El fichero ofrece información de los siniestros ocurridos en los últimos cinco años, por lo que los accidentes ocurridos antes de este periodo quedan eliminados. La gran mayoría de las compañías están adheridas a este fichero, aunque no es obligatorio y, de la misma manera que ellas proporcionan información de sus clientes, pueden obtener la misma información de los clientes de las demás compañías.
Si tu compañía no participa en este fichero y quieres cambiar de compañía, tendrás que solicitar un certificado de siniestralidad. La petición se hace habitualmente por escrito, y en un plazo de 15 días te lo deben entregar. Es obligatorio para las aseguradoras entregarlo, pero ten en cuenta que no todas las aseguradoras lo respetan, por lo que si estás en una aseguradora que no participa en SINCO, corres el riesgo de perder tus bonificaciones.
Cuando decidas cambiarte de compañía de seguros, si tu compañía actual no está adherida a SINCO, la nueva entidad te podrá pedir un certificado de siniestralidad, el cual debes solicitar a tu compañía: este certificado es un documento donde constan los siniestros de un conductor tanto de coche como de moto, durante los últimos cinco años, y de los que ha sido responsable.
Antes de ese periodo de cinco años, ya no se guarda la información sobre siniestros. Este certificado de siniestralidad no es lo mismo que el FIVA, el fichero de intercambio de vehículos asegurados, que es un informe de antecedentes del vehículo que se puede solicitar en la Dirección General de Tráfico (DGT) y en el que consta el historial del propio vehículo asegurado, esto es, si pesan sobre él multas sin pagar o si ha sufrido algún accidente.
A la hora de suscribir una póliza las compañías de seguros quieren calibrar qué tipo de conductor eres y has sido durante los años anteriores. Gracias a SINCO o, en su defecto, al certificado de siniestralidad, las aseguradoras tienen información suficiente para decidir si les convienes como cliente o no, o qué condiciones pueden ofrecerte según tus antecedentes. Si figuras como responsable de cualquier siniestro, eso enseguida repercute en la prima, que muy probablemente será más cara que si no has dado ningún parte con responsabilidad.
Las aseguradoras evalúan las primas de los seguros de forma personalizada, es decir, teniendo en cuenta el vehículo asegurado y el tipo de conductor que eres. Es decir, la compañía hace una valoración del riesgo más o menos elevado que representas para sus intereses. En función del número de siniestros de los que hayas sido culpable, podrás beneficiarte de bonificaciones, rebajas en la prima o, por el contrario, sufrir penalizaciones, lo que significa un aumento de la prima.
Esta forma de proceder ayuda a las compañías a evaluar los riesgos de cada cliente, y el interés en asegurar a un cliente o no. Según este planteamiento, cuantos menos accidentes tiene un conductor, menos paga. Y, a la inversa, cuantos más siniestros ha protagonizado más verá encarecida su póliza.
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La siniestralidad se calcula en función del número de partes presentados y de los que el conductor ha sido culpable. Para hacer esta valoración, las compañías clasifican a los clientes en tres categorías: buenos, malos y neutros. Es lo que se conoce como sistema “bonus-malus”. Los buenos conductores son los que no han presentado ningún parte durante varios años, que serán a los que se les apliquen bonificaciones en su prima. Los malos conductores son los que han sufrido uno o más accidentes en los últimos años, que serán a quienes se les apliquen penalizaciones, lo que redunda en una póliza más cara. Finalmente, en la zona neutra figuran los conductores que pagan la tarifa base, sin descuentos, ni aumentos.
Si, efectivamente, las compañías no consideran iguales todos los siniestros. El importe del siniestro, el tipo de accidente, la antigüedad del asegurado o su historial de siniestralidad, influyen a la hora de valorarlos y ubicarles en un nivel u otro en la escala bonus-malus.
Las aseguradoras, por ejemplo, si tienen un cliente con una póliza a todo riesgo, consideran más grave un parte de responsabilidad civil que uno de daños propios. El primero supone un incremento en la prima de un 20% de media, el segundo solo de alrededor del 8%. Si hablamos de una póliza a terceros, el precio de la póliza se encarece un 16% más si es de responsabilidad civil. Por tanto, es conveniente saber que hay partes que penalizan más que otros.
Mientras el contrato esté vigente, las compañías no pueden cancelar el seguro porque el cliente haya acumulado un cierto número de partes. Pero, aunque es un caso extremo, sí es posible que no se la renueven el año siguiente. En estas circunstancias, la compañía debe avisar al cliente, por escrito, con al menos dos meses de antelación.
Además, es importante tener en cuenta que existen límites en el uso de algunas coberturas, por ejemplo, en la asistencia en viaje, algunas compañías limitan el servicio de grúa hasta tres veces al año, de manera que, a partir de ese límite, el asegurado deberá pagar por la cobertura. Por eso es interesante saber que hay pólizas en las que la penalización, cuando hay un siniestro, no se aplican a toda la póliza, sino solo a la cobertura afectada o a un grupo de coberturas determinado.
¿Cómo solicitar un historial de siniestralidad?
El certificado de siniestralidad debes solicitarlo a tu antigua compañía. Las compañías están obligadas a proporcionarlo y, aunque lo habitual es que no pongan obstáculos, es conveniente hacer el requerimiento por escrito mediante correo electrónico o burofax, y no por teléfono, para que quede constancia de la petición y fecha en que se ha hecho.
En el certificado de siniestralidad están reflejados los siniestros de los que has sido culpable y el tiempo que has estado asegurado en la compañía. Con todos estos datos, la nueva compañía a la que quieras “mudarte” podrá valorar tu fiabilidad como conductor y decidir si le resulta interesante aceptarte como cliente. Así, hará el cálculo de tu prima y señalará sus condiciones, pero también tomará en cuenta para hacerlo tu edad o el tipo de coche. Si estos datos no son positivos podrían encarecer la póliza de la forma que estime oportuno, de acuerdo con su escala bonus-malus.
Es el número de siniestros de los que el cliente asegurado ha sido culpable y que ha ido acumulando a lo largo del tiempo.
Las aseguradoras lo requieren cuando un cliente solicita suscribir una póliza con ella y su compañía anterior no está adherida a SINCO. Las compañías de seguros no pueden negarse a proporcionarlo. Si la entidad anterior está adherida a SINCO, la nueva aseguradora no solicitará el certificado de siniestralidad.
Es un fichero público al que están adheridas casi todas las aseguradoras del sector, que recoge la información que estas proporcionan, que es básicamente el número de siniestros de los que has sido responsable en los últimos cinco años.
Con ayuda de los datos de siniestralidad, la edad o el tipo de coche, las compañías valoran el perfil de riesgo del cliente y fijan una prima personalizada de acuerdo con las coberturas de su póliza.
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