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Cuando eres la víctima de un siniestro provocado por un tercero y sufres alguna lesión o tu vehículo tiene desperfectos, lo lógico es que esperes ser indemnizado, no sólo para reponer o reparar los daños sufridos, sino también por el inconveniente que te ocasiona, por ejemplo, dejar de trabajar durante el tiempo que estés de baja o no poder hacer uso de tu vehículo. Por este motivo, la mayoría de las pólizas de seguros de coche y moto incluyen la cobertura de defensa jurídica y reclamación de daños. La mayoría de las compañías dan la posibilidad de incluir esta cobertura en pólizas a terceros, por lo que no es imprescindible disponer de un seguro a todo riesgo para tenerla.
Las compañías que ofrecen esta cobertura voluntaria dan a elegir entre que la reclamación la lleve a cabo un abogado de la propia entidad o que lo haga un letrado privado e independiente escogido por el asegurado. En el primer caso, las aseguradoras cubren el 100% de las minutas y de los gastos generados. En el segundo, se fija una cantidad límite para el pago de los honorarios, que suele oscilar entre los 600 € y los 3.000 €, según la compañía. Ambas opciones están incluidas en la cobertura de reclamación de daños. La indemnización para el pago de un abogado de libre elección varía de unas aseguradoras a otras, así que antes de contratar tu póliza merece la pena analizar las condiciones de cada una. Puedes conocer y comparar coberturas entre los productos de más de 25 aseguradoras en el comparador de seguros de Arpem.
En las reclamaciones de daños y perjuicios frente a terceros responsables, a pesar de que el abogado elegido por la compañía está especializado en la materia y su desempeño está cubierto de manera ilimitada por el seguro, un letrado de libre elección también cuenta con ventajas a considerar. Un abogado defiende los intereses de quien le paga. Si es elegido por ti, además de ser de tu confianza, pondrá su empeño en conseguir la mayor cantidad de indemnización posible, ya que cobrará un porcentaje de ella. Por su parte, el de la compañía cobrará de la entidad aseguradora tanto si consigues resarcimiento económico como si no.
En los casos en los que tiene lugar un accidente entre dos vehículos asegurados en la misma compañía, puede ser de utilidad elegir un abogado de confianza, ya que el de la aseguradora tratará de que la indemnización sea lo menos cuantiosa posible para reducir la factura de la propia entidad, que es quien le paga.
Aunque tengas esta cobertura, sólo tendrás derecho a reclamar los daños si eres la parte inocente en un accidente. Además, deberás aportar todas las pruebas que acrediten tu inocencia, tales como parte amistoso de accidentes, atestado y/o declaración de testigos. De lo contrario, tu aseguradora puede negarse a prestarte el servicio. En Arpem, ya te contamos cómo actuar con tu aseguradora tras un accidente de tráfico. Para la elección de abogado de confianza, este deberá comunicar a tu compañía que ha sido designado por el asegurado para iniciar la reclamación y deberá poner en conocimiento de la aseguradora la evolución del proceso siempre que esta lo requiera.
Si después de aportar toda la información de la que dispones, tu compañía hace caso omiso y se niega a prestarte ayuda, puedes iniciar una reclamación contra tu propia aseguradora a través del defensor del asegurado o a la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. Esta última reclamación no es vinculante para la aseguradora, por lo que, si tampoco encuentras solución y estás decidido a continuar con el proceso, puedes ejercer tu derecho a reclamar judicialmente por tu cuenta. Si finalmente ganas el juicio, la compañía deberá pagarte la cantidad hasta el límite establecido en tu póliza, pero si pierdes, deberás pagar de tu bolsillo todas las costas del proceso.
Si tu coche sufre un golpe, pero el responsable no se identifica, lo primero que debes hacer es dar parte a tu compañía aseguradora, siempre que tengas contratada una póliza con cobertura de daños propios. Es importante que hagas fotos de los desperfectos y del lugar en el que estaba el vehículo y, si es posible, aportes testimonios de posibles testigos y toda la información posible para aclarar lo ocurrido. La compañía se hará cargo de la reparación. Si no tienes esta cobertura, deberás asumir los gastos correspondientes. La póliza obligatoria cubre daños a terceros y se pueden reclamar los propios si interviene un tercero, pero nunca se hará cargo del arreglo si el contrario no de identifica o no se dispone de una póliza a todo riesgo.
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¿Cómo es el proceso de reclamación?
Lo primero que hay que hacer es solicitar al responsable una indemnización que cubra el coste de la recuperación de las personas afectadas, así como la reparación de los vehículos o ambas cosas a la vez. El equipo jurídico de la aseguradora se encargará del proceso, pero es necesario que el responsable de los daños esté identificado y localizado. Si el afectado decide hacer la reclamación a título personal, deberá hacerse cargo de todas las gestiones. Deberá interponer la denuncia en el juzgado, contratar a un abogado y acudir al juicio cuando se celebre. Todo ello supone gastos de los que habrá de hacerse cargo. Por ello es aconsejable contratar una póliza que incluya esta asistencia jurídica.
A la hora de resolver el pago de los daños en un accidente de tráfico, lo mejor es que los implicados lleguen a un acuerdo y suscriban un parte amistoso. El conductor que se reconoce culpable deberá asumir esa responsabilidad y su compañía hará frente a los gastos, que se encuentran cubiertos por la póliza obligatoria de daños a terceros. Si no es posible alcanzar ese acuerdo amistoso, serán las aseguradoras de los vehículos implicados las que investiguen las responsabilidades. En ese caso, los implicados quedan menos protegidos, ya que la decisión de las compañías puede no coincidir con sus intereses, porque negocian entre ellas.
No. La mayoría de las compañías la incluyen en pólizas a terceros.
Cuando nos hemos visto implicados en un siniestro provocado por un tercero y hemos sufrido daños materiales y personales. Nos permite reclamar una indemnización.
A la hora de reclamar la indemnización, puedes elegir entre un abogado de la entidad o un letrado privado e independiente. En el primer caso, las aseguradoras cubren el 100% de las minutas y de los gastos generados. En el segundo, se fija una cantidad límite para el pago de los honorarios.
Lo más importante es aportar todas las pruebas que puedas. Si después de aportar toda la información de la que dispones, tu compañía hace caso omiso y se niega a prestarte ayuda, puedes iniciar una reclamación contra tu propia aseguradora a través del defensor del asegurado o a la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
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