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Una póliza a todo riesgo con cobertura de daños propios es el seguro más caro de todos y cubre todos los desperfectos que puedas causar a tu vehículo a consecuencia de un siniestro provocado por ti. Sin embargo, existe otra cobertura menos conocida, con algunas similitudes, que está incluida en algunas pólizas a terceros y que supone una opción más económica. Se trata de la garantía de pérdida total.
Aunque no todas las aseguradoras ofrecen su contratación, es más económica que un todo riesgo. Por eso, si tienes pensado quitar o incluir coberturas a tu póliza, es importante conocer su existencia. La cobertura funciona como la de daños propios, pero sólo indemniza cuando se produce un siniestro total. Es decir, no cubre los pequeños daños que puedas ocasionar al coche, como roces, golpes de chapa menores o, en definitiva, siniestros cuyo valor de reparación no alcance el valor determinado por la aseguradora para declararlo siniestro total.
Un seguro a terceros básico, por lo general, te cubre únicamente la responsabilidad civil de los daños que puedas causar a otra persona en un accidente de tráfico. Es el seguro más barato y es obligatorio para que puedas conducir un vehículo a motor en España. Adicionalmente, las compañías añaden otras coberturas para hacer las pólizas algo más completas, tales como la asistencia en viaje, el seguro del conductor o el vehículo de sustitución.
Los daños en el vehículo sólo están cubiertos en el caso de contar con las coberturas de lunas, robo e incendio. Estaríamos entonces hablando de lo que comúnmente se conoce como un seguro a terceros ampliado. Pero para que este seguro a terceros cubra, además, los daños por siniestro total es necesario contratar la citada garantía de pérdida total.
Cada aseguradora establece unas condiciones en sus pólizas para determinar cuándo se ha producido un siniestro total e indemnizar en consecuencia. Lo más común es que lo hagan cuando el coste de la reparación supere el 100% del valor venal del vehículo (el valor que tendría en caso de venderlo el día anterior al siniestro), aunque puedes encontrar algunas entidades que lo hagan a partir del 75% del citado valor.
Esta diferencia de porcentajes tiene su importancia ya que, por ejemplo, si tienes un siniestro cuyos daños ascienden al 90% del valor venal, en el primero de los casos no estarías cubierto y la compañía no te pagaría absolutamente nada. En un caso así, tener un seguro a todo riesgo con daños propios podría salir más rentable.
Entre las compañías que tienen esta cobertura, aquellas que consideran que existe pérdida total cuando el coste de la reparación es superior al 75% del valor venal son AXA, Caser, Fiatc, Génesis, Helvetia, Liberty, Mussap, Ocaso, Regal, Seguros Bilbao y Zurich.
Tan importante es conocer cuándo un siniestro es total como saber la cantidad que, en ese caso, va a pagarte la aseguradora, ya que existen diferencias significativas entre unas compañías y otras. Una vez declarado el vehículo como siniestro total, la indemnización puede ser a valor de nuevo, a valor venal o a valor venal mejorado en un determinado tanto por ciento.
Esto depende en gran medida de la antigüedad del vehículo (a contar desde su fecha de matriculación). Lo más habitual es que las compañías indemnicen por un siniestro total a valor de nuevo durante los dos primeros años de antigüedad, los dos siguientes a valor venal mejorado y el resto a valor venal. Sin embargo, hay algunas que pagan el valor venal ya desde el primer día, por lo que es importante que revises la letra pequeña de las pólizas y compares sus coberturas antes de contratar el seguro para tu coche.
Las aseguradoras declaran siniestro total cuando el coste de reparación supera el valor del vehículo, lo que resulta antieconómico. Si el coste de reparación es cercano al valor del vehículo, lo declaran como pérdida total. En ambos casos, la aseguradora paga una parte del valor del vehículo, lo cual es beneficioso para la compañía. Además, los restos del vehículo, aunque estén muy dañados, aún tienen valor económico. La compañía suele dejar que el asegurado se haga cargo de la venta de los restos del vehículo a un desguace, y el importe obtenido se descuenta de la indemnización que la aseguradora debe pagar.
¿Qué es el valor a nuevo, el valor venal y el valor venal mejorado?
El valor a nuevo se refiere a la cantidad de dinero que nos costó el vehículo incluyendo el IVA y los accesorios que no venían de serie. Una póliza que contemple una indemnización por el valor de nuevo del coche subirá ostensiblemente la prima. El valor venal es el importe en dinero que obtendría el propietario en caso de compraventa. En esencia, es el valor de mercado, es decir, teniendo en cuenta el estado en que se encuentre. El valor venal mejorado, es exactamente el mismo concepto que el valor venal, con la diferencia de que, en este caso, la aseguradora mejora en un porcentaje dicho valor, la indemnización que te van a pagar, por ejemplo, el valor venal + un 30%.
Estos conceptos son muy importantes, sobre todo en los primeros años de vida del vehículo, ya que es cuando más valor tiene y cuando un siniestro total puede resultar más perjudicial para tu economía. Por lo tanto, revisa esto detenidamente cuando compres un coche nuevo y no aceptes indemnizaciones por debajo del valor de nuevo durante los dos primeros años.
Consejo del experto de Arpem:
Si estás pensando en cambiar tu seguro a todo riesgo por uno a terceros, pero no te atreves a dar el paso por miedo a un siniestro que deje tu coche como pérdida total, la opción de un seguro a terceros completo con cobertura de pérdida total podría serte de utilidad, ya que aunque no tendrás cubiertos los daños parciales que ocasiones al vehículo en un accidente en el que seas responsable, tendrás garantizado el siniestro total, a un precio mucho más económico que un seguro a todo riesgo.
Es una cobertura poco conocida, pero con algunas similitudes con la cobertura de daños propios, que viene incluida en algunas pólizas a terceros.
Es más económica que una cobertura a todo riesgo. Funciona como la de daños propios, aunque solo indemniza cuando se produce un siniestro total.
Sí, junto con otras coberturas complementarias, como la asistencia en viaje, el seguro del conductor o el vehículo de sustitución.
Cada compañía establece sus condiciones. Lo más común es que lo hagan cuando el coste de la reparación supere el 100% del valor venal del vehículo (el valor que tendría en caso de venderlo el día anterior al siniestro), aunque puedes encontrar algunas entidades que lo hagan a partir del 75% del citado valor.
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