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Hay muchos padres que, antes de apuntar a tu hijo a una autoescuela para que obtenga el carné de conducir o durante las sesiones prácticas, deciden darle unas clases particulares para que vaya con una base y, quizá así, consiga ahorrar el coste de varias clases. Sin embargo, esta acción es constitutiva de un delito contra la seguridad vial y las consecuencias pueden ser mucho peores de lo imaginas.
Son muchos los padres que consideran que pueden enseñar a conducir a su hijo solo porque son adultos y conductores con experiencia y les pueden ayudar a su ritmo y, de paso, ahorrarse un dinerito. Lo que no saben es que esta práctica es ilegal y puede tener consecuencias graves. No importa que la práctica se realice en zonas sin circulación ni peatones, en un polígono industrial o en un camino rural.
Primero, es importante entender que conducir un vehículo sin la correspondiente licencia obligatoria se considera una infracción según el artículo 384 del Código Penal. Esta falta se sanciona con penas de prisión de tres a seis meses, una multa diaria durante un período de 12 a 24 meses o con la realización de trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días. Además, se impone una multa económica de 3.000 €.
Imagina que no ha habido ningún incidente, pero la Policía o la Guardia Civil comprueba que estás enseñando a tu hijo a conducir. En este caso, se os acusará de ir al volante de un coche sin el permiso de conducir correspondiente y eso lleva aparejadas sanciones. La pena de cárcel no suele aplicarse, salvo que padre e hijo tengan un comportamiento agresivo con los agentes de la autoridad.
Tanto el padre (o madre) como el hijo serán culpables. El hijo estará cometiendo una falta al conducir ilegalmente sin tener el permiso de circulación. Y el padre será considerado culpable por complicidad, al proporcionar el vehículo a su hijo. Si el conductor es menor de edad, la sanción económica se aplica a su tutor legal. Además, se tipifica que los progenitores están incentivando al hijo a que conduzca sin estar capacitado para ello de forma legal. Esta misma situación se reproduciría en caso de que el que está enseñando a conducir no sea el padre, sino otro familiar u otro adulto.
Las consecuencias podrían ser más severas si durante una sesión práctica de conducción con tu hijo se produce un accidente que cause daños al vehículo, a sus ocupantes o a terceras personas involucradas en el incidente. En estos casos, es posible que la aseguradora no se haga cargo, dado que este tipo de situaciones suelen estar excluidas de las coberturas del seguro.
En relación con los daños a terceros, la aseguradora compensará a los afectados, pero luego ejercerá su derecho de repetición contra el titular de la póliza o el asegurado, es decir, podría reclamarte que devuelvas las cantidades que haya desembolsado. Dependiendo de la gravedad de los daños, esto podría colocarte en una situación bastante complicada.
Para enseñar a conducir a otra persona, es obligatorio tener una certificación especial y si n, basta con preguntar a un profesor de autoescuela. Además, el vehículo tiene que estar equipado con un doble pedal para que el profesor, en caso de necesidad, pueda evitar las consecuencias de un error del alumno. Y, por supuesto, el coche tiene que estar debidamente identificado para que el esto de conductores de la vía tomen las debidas precauciones al estar cerca de un aprendiz de conductor.
Tanto el padre (o madre) como el hijo serán culpables. El hijo será acusado de conducir ilegalmente sin permiso de circulación. Y el padre, por complicidad, al proporcionar el vehículo a su hijo. Si el conductor es menor de edad, la sanción económica se aplica a su tutor legal.
Tajantemente no. Enseñar a conducir a tu hijo (o a otra persona) está tipificado en el Código Penal hasta con un castigo de prisión de tres a seis meses.
Tanto el padre (o madre) como el hijo serán culpables. El hijo, por conducir ilegalmente sin permiso de circulación. Y el padre, por proporcionar el vehículo a su hijo. Si el conductor es menor de edad, la sanción económica recae en su tutor legal.
En caso de siniestro, la compañia aseguradora puede desentenderse del asunto y no abonar los daños causados ni las indemnizaciones, al tratarse de un hecho que está excluido de las coberturas del seguro. En el caso de tener que indemnizar a terceros que resulten víctimas en el accidente, la compañía abonará las sumas requeridas, pero más adelante ejercerá su derecho de repetición contra el asegurado, es decir, te reclamará todas las cantidades.
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