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Cuando prestas tu coche a un amigo o un familiar, pero tiene un accidente y es su culpa, tu compañía deberá indemnizar al coche contrario y por los daños personales del conductor y materiales del vehículo asegurado. En teoría no tiene por qué haber problemas, pero hay determinadas circunstancias que pueden complicar las cosas, como la edad o la experiencia del conductor. Esto varía en función de las condiciones de la póliza..
Por lo general, lo pueden conducir los conductores que tengan una edad y experiencia determinadas. Habitualmente debe ser mayor de 25 años o, al menos, tener la misma edad que el asegurado y una antigüedad superior a dos años en el carnet de conducir. Estas condiciones la gran mayoría de las aseguradoras, aunque conviene leer detenidamente la póliza ya que cada entidad es un mundo en este aspecto.
En general, el seguro cubre a todos los conductores esporádicos si cumplen las condiciones mencionadas. Los menores de 25 años quedan excluidos, en numerosas ocasiones, de la cobertura de los seguros. Habitualmente hay que incluir a este tipo de conductores de forma expresa en las condiciones particulares.
Cuando se produce un accidente, lo primero que hay que hacer es aclarar quién es la parte responsable del siniestro y así poder evaluar a quién corresponde indemnizar. Si el conductor al que le has prestado el coche ha sido la víctima y no el responsable, la indemnización por los daños que le hayan ocasionado la pagará la aseguradora del conductor que ha causado el accidente.
Cubrirá a todos los lesionados, incluyendo al conductor al que le has prestado el coche, que recibirán una indemnización por los daños materiales y físicos que hayan sufrido y la aseguradora cubrirá, además, su asistencia sanitaria.
Si el conductor tiene la culpa, es posible que no reciba indemnización si no cumple con los requisitos establecidos en el contrato. En estos casos, tampoco el dueño del vehículo deberá pagar nada a terceros: será su compañía la que cubra todos los gastos, así como la asistencia sanitaria de los involucrados. Sin embargo, es importante leer todas las condiciones de la póliza, porque, a veces, éstas establecen una serie de situaciones en las que no cubren los daños y prestar el coche a un amigo o familiar puede ser una de ellas.
Si se trata de los daños propios del vehículo asegurado, puede que la compañía no se haga cargo de ellos, dependiendo del perfil del conductor que ha tomado prestado el coche. Pero todo esto depende de las condiciones de la póliza: puede ser que la aseguradora se haga cargo de todo, sin problemas, o que solo pague una parte, de forma que el asegurado tenga que afrontar el resto. Esto es así, aunque se trate de una póliza a todo riesgo.
La aseguradora puede reclamar al conductor del vehículo, tras indemnizar a los heridos por el accidente, si el conductor ha sido responsable y en el momento del accidente conducía bajo la influencia de las drogas o el alcohol o no tuviera el carnet en vigor. Esta reclamación puede hacerse durante el año siguiente al momento en que se pagaron las indemnizaciones a los terceros lesionados. La compañía también puede aplicar la llamada regla de la equidad, por la cual reduce la indemnización tomando como base el precio actual de la prima y el que hubiera tenido que abonar el tomador por la situación de riesgo que ha provocado.
Si el conductor causante del accidente no tiene permiso en regla, las consecuencias pueden ser penales. Conducir sin carnet es un delito y, en una situación como ésta, se podría también considerar cómplice a la persona que ha prestado el coche. La pena podría ser de entre tres a seis meses de prisión, una multa de doce a veinticuatro meses o trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días. La pena es la misma si se conduce tras haber perdido todos los puntos del carnet.
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Es importante también tener las cosas claras en el caso de conducir un coche de alquiler. Este tipo de coches incluye un seguro mínimo de responsabilidad civil, pero se le pueden añadir otras coberturas adicionales. Pero no hay que olvidar que si se produce un accidente, el conductor debe ser el que figura en el contrato. Por esta razón, si el coche se va a compartir con la pareja u otros amigos, todos deben figurar en la póliza. Esto supone un aumento del precio de la póliza, porque, cuantas más personas se pongan al volante, más aumenta el riesgo que debe asumir la compañía. Sin embargo, es recomendable para evitar situaciones complicadas, en caso de accidente.
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Recuerda: los conductores protegidos por el seguro de un vehículo concreto son los que están mencionados en el seguro y de los que la compañía tiene constancia. A un conductor habitual se le pueden añadir conductores ocasionales o un segundo conductor. Puede encarecer la póliza, pero si el coche lo van a compartir varias personas, te ahorrarás disgustos en caso de siniestro. Y esto es así, aunque las personas que cojan esporádicamente el coche tengan muchos años de experiencia al volante.
En general, no hace falta. Sí lo es cuando se trata de un uso esporádico, pero más continuado. Es importante comunicarlo, porque, en caso de accidente, la aseguradora puede no cubrir los daños.
Si el conductor no es el culpable del siniestro, recibirá una indemnización, que pagará la aseguradora de la parte contraria. El problema surge cuando el conductor tiene la culpa: es posible que la compañía propia se niegue a hacer frente a los gastos del conductor accidentado y responsable.
Esto puede ocurrir cuando el conductor al que se ha prestado el coche conducía bajo los efectos del alcohol o las drogas.
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