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Si quieres saber la diferencia entre un seguro a todo riesgo con franquicia y sin franquicia y cómo pueden variar las primas de tu póliza, este es tu artículo. Analiza bien qué tipo de conductor eres y cómo prefieres tener protegido tu coche, seguidamente estudia la parte económica para elegir la opción que más se adapte a tus circunstancias y, por último, ponte en contacto con un profesional que te explique los pormenores de los diferentes tipos de seguros a todo riesgo. Completa tus conocimientos sobre seguros leyendo el siguiente post. ¡Seguro que aprendes algo que no sabías!
Los seguros a todo riesgo con franquicia son pólizas que están pensadas para vehículos nuevos o relativamente nuevos, pero también para conductores que no suelen dar partes de accidente o que no quieren desembolsar una cantidad elevada de dinero al año. Estos seguros cubren los daños ocasionados en el vehículo con motivo de un siniestro con culpa del conductor asegurado.
Un seguro a todo riesgo con franquicia incluye todas las coberturas, entre ellas la de daños propios – cuando eres responsable del accidente–. Sin embargo, la franquicia significa que, a la hora de la reparación o de la indemnización, el gasto se comparte entre el asegurador y la compañía.
La parte que corresponde al asegurado es lo que se llama franquicia. La parte del gasto que sobrepasa ese límite corre a cargo de la aseguradora. Habitualmente, la franquicia se activa con cada siniestro, aunque esto puede variar entre compañías. También puede ocurrir que la compañía descuente una parte de la franquicia a cambio de que el vehículo sea reparado en un taller propio o concertado.
La gran diferencia entre un seguro a todo riesgo con franquicia y uno a terceros es la cobertura de daños propios. En una póliza a todo riesgo con franquicia, el conductor está cubierto ante los daños que puede sufrir en un siniestro, incluso si es el culpable del accidente. Pero, a diferencia de lo que ocurre con un seguro a todo riesgo sin franquicia, el asegurado debe hacerse cargo de una parte de los gastos ocasionados por el accidente. En lo que respecta al resto de coberturas de una póliza a todo riesgo con franquicia, has de saber que permanecen igual que en una sin franquicia:
Cubre todos los daños al vehículo propio, si eres culpable o no el contrario no puede indemnizar. Es sobre todo en esta cobertura en la que se aplica la franquicia.
En esta cobertura, la aseguradora cubre los costes de un robo o un incendio. Quedan cubiertos tanto los daños, como la indemnización por el valor del coche nuevo, si se pierde totalmente el vehículo.
Esta es otra de las coberturas habituales e incluye, en algunos casos, el techo solar (normalmente si viene de serie). La póliza garantiza la reparación, sustitución y colocación de las lunas, tanto el parabrisas como las ventanillas y la luna trasera.
La Responsabilidad Civil es la garantía más básica en cualquier seguro. Un seguro a todo riesgo suele incluir no solamente la Responsabilidad Civil Obligatoria, sino también la Responsabilidad Civil Voluntaria, con lo que la compañía se hace cargo de las indemnizaciones que superan las fijadas en la Responsabilidad Civil Obligatoria.
Este es un elemento que suele definir a los seguros a todo riesgo, aunque la compañía fije algún límite, como la obligación de acudir a abogados concertados. Esta cobertura es importante si debes reclamar daños en un siniestro de coche o te ves envuelto en un siniestro con un conductor que no tiene seguro, por ejemplo.
Esta cobertura protege al asegurado y a los ocupantes si se produce un accidente o una invalidez permanente e indemniza a la familia en caso de fallecimiento. Las cantidades que ofrecen las aseguradoras pueden variar bastante. El seguro del conductor cubre también la atención médica para recuperarse de las secuelas.
La cobertura de asistencia en viaje suele ser la más completa cuando se trata de un seguro a todo riesgo. La asistencia suele prestarse desde el kilómetro 0, atender también a las personas, proporcionar remolque del coche, si es necesario, y atender un pinchazo o una reparación “in situ”.
Esta es una garantía voluntaria en cualquier tipo de seguro, aunque en algunas compañías como Allianz suele venir incluido de serie. Cuando se habla de una póliza con vehículo de sustitución, quiere decir que puedes disfrutar de él sin tener que pagar. Habitualmente se puede utilizar si te quedas sin coche por una avería o un robo.
Algunas compañías ofrecen también una serie de coberturas opcionales en una póliza a todo riesgo con franquicia. Entre ellas, la reparación gratuita de un pinchazo; la reparación “in situ” de una avería o el remolcado hasta el taller que esté más cerca; una revisión anual gratuita del vehículo, en la que se comprueban todos los elementos que tienen que ver con la seguridad.
Además, una gestión gratuita de las multas; la subvención de los cursos obligatorios para recuperar los puntos perdidos del carnet e incluso las tasas del examen; recoger y devolver el coche para que pase la ITV; el asesoramiento jurídico no solo en temas relacionados con el coche, sino también con la familia o el trabajo; o un asesoramiento gratuito a la hora de cambiar de coche y un servicio de asesoría.
Una vez revisadas las coberturas, puedes ver las ventajas de una póliza a todo riesgo con franquicia. Básicamente, tendrás a tu disposición un seguro con importantes coberturas, pero con un precio más asequible que el de uno a todo riesgo sin franquicia. Podrás mantener tu coche en perfecto estado y acceder, además, a servicios adicionales y exclusivos que te harán la vida más fácil.
La ventaja de un seguro a todo riesgo con franquicia frente a uno sin franquicia es el precio. La póliza con franquicia resulta siempre más asequible. Pero también hay que tener en cuenta que, cuanto más baja sea la franquicia, más alto será el precio de la prima. En general, una prima con franquicia favorece a los conductores muy prudentes que no dan muchos partes, pero que quieren tener su coche en perfecto estado.
El cambio de un seguro a todo riesgo con franquicia a uno sin franquicia es recomendable para aquellos conductores que suelan tener imprevistos y daños de forma habitual.
Respecto al control del dinero, también puede ser una buena opción tener un seguro a todo riesgo sin franquicia, ya que te ayudará a no tener que hacer un gran desembolso inesperado frente a un imprevisto.
Si tienes una auténtica joya histórica o acabas de adquirir el coche de tus sueños y quieres tenerlo todo bajo control ante cualquier incidente, la opción sin franquicia puede ser la solución que buscas.
De todos modos, es importante que antes de ponerte a buscar pólizas y compañías, barajes el dinero que estás dispuesto a pagar por la prima de tu seguro y qué necesitas sí o sí como coberturas esenciales.
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Las carreteras secundarias y comarcales son menos seguras que las autopistas en referencia a accidentes de tráfico. Por eso, si eres un conductor novel deberías ir con mucho cuidado por estas vías. En este tipo de casos, lo más aconsejable es tener un seguro a todo riesgo sin franquicia, para estar 100% asegurado en caso de incidente.
Un seguro a todo riesgo con franquicia supone que se llega a un pacto con la aseguradora sobre una cantidad que deberá pagar el asegurado en caso de accidente. Esto permite que se reduzca la prima a pagar por la póliza y posibilita acceder a un seguro a todo riesgo con primas más baratas.
No hay que olvidar que, cuanto más bajas sean las franquicias, más altas serán las primas del seguro y cuanto más alta sea la franquicia, mayor será el descuento sobre la prima inicial que aplica la compañía. Las franquicias suelen oscilar entre los 90 y 1000 euros, aunque es algo que depende de cada aseguradora.
Este tipo de póliza conviene más a un conductor con un coche nuevo, de menos de dos años, y con un historial de partes muy reducido, es decir, que sea muy prudente al volante. Así le sale a cuenta el ahorro en las primas.
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