Una vez que se ha producido el accidente, y si procede, se han rellenado los partes (declaración amistosa de siniestro), o se ha elaborado el atestado por parte de la policía, la siguiente cuestión es llevar el vehículo a reparar a un taller.
Si el vehículo puede seguir el viaje, probablemente el usuario decida llevar el vehículo en otro momento a reparar, o bien, si no puede seguir, será la grúa de la asistencia en viaje quien se encargue de ello.
En cualquier caso, la cuestión será:
Simplemente hay una respuesta válida: Al que usted quiera. La aseguradora no puede obligarle, en ningún momento, a elegir un taller distinto al que usted designe.
La importancia a la hora de elegir el taller es fundamental, y las consecuencias de una buena o mala elección influirá de manera decisoria en el resultado final, es decir, en una buena o mala reparación.
Para desarrollar este capítulo, vamos a tratar los siguientes apartados:
De llevar el vehículo a reparar a un taller u otro va a depender una buena o mala reparación, pero en este hecho no queremos incidir, puesto que de todos es sabido, si no por un aspecto mas importante, y es que el taller juega un papel importante en la tasación económica del siniestro.
Piense que en todo siniestro, por parte de la compañía está el perito para defender los intereses de esta, pero ¿y de su lado quién está?. Sin duda, el taller lo puede estar, en función del cual escoja.
Si un taller es profesional, no tiene porqué haber ningún problema, ahora bien, si tenemos en cuenta que una compañía tiene mas poder que el asegurado, que cuenta con peritos especializados, y porqué no decirlo, una compañía puede recomendar a mas clientes a ese taller, tenga en cuenta que o elige bien, o tiene todas las papeletas que el taller si tiene que declinar la balanza en algún aspecto, lo hará a favor de la compañía.
Y eso no se traduce en otra cosa que en aminorar el gasto de reparación, que es el objetivo de la compañía. Y aminorar el gasto significa reparar peor.
A veces, estando de vacaciones, o de viaje a muchos kilómetros de nuestro domicilio habitual, sufrimos un siniestro.
Si la reparación es de poca envergadura, cualquier taller en el lugar del siniestro puede valer, pero ¿y si se trata de un arreglo de unos cientos de euros?.
Hay que tener en cuenta que tarde o temprano el usuario volverá a su lugar de residencia, y que el coche se quede a cientos de km de su domicilio no es nada bueno.
Sin duda alguna, la mejor elección es poder llevarse el coche a un taller cercano al domicilio del asegurado, porque si no fuera así, no se podría estar encima del arreglo, no sabría ni como, ni cuando, ni en que forma se está arreglando su vehículo.
Aparte de ello, siempre es mejor un taller cercano y de confianza que uno lejano y que no conocemos. No conocemos si es bueno o malo, si trabaja bien o mal, si en definitiva, el vehículo quedará bien o mal arreglado.
Pero el problema en estas ocasiones es disponer de una buena asistencia en viaje.
Hay compañías que solo permiten llevar el vehículo hasta el taller mas próximo, con lo cual, si el asegurado quiere llevarse el coche a su lugar de residencia, tendrá que pagar la diferencia, es decir, casi toda la factura de la grúa.
Y también hay compañías que, con buen criterio, si el tiempo de reparación supera los X días, o X horas de taller, el usuario puede llevarse el coche al taller. Es decir, para reparaciones de envergadura.
Si usted está en el primer caso, es decir, que no le corresponde una buena asistencia en viaje, deberá pensar muy bien si le merece o no la pena dejar el coche en un lugar lejano y desconocido, o bien es mejor pagar la factura de la grúa y asegurarse una buena reparación.
Las compañías de seguros todos los días, a todas las horas, están pagando facturas de reparación de siniestros a los talleres.
Por lo tanto, ellas saben muy bien, que es mejor tener “confianza” con dichos talleres, ya que eso les evitará problemas.
Los talleres saben que recibir la “confianza” de una compañía de seguros significa, sin ninguna duda, tener asegurado trabajo durante todo el año.
Es decir, que tanto a una parte como a la otra les viene bien llegar a un acuerdo, y de ahí nace la palabra concertado.
Pues sencillamente el siguiente:
La compañía, siempre que le sea posible, aconsejará al cliente reparar el coche en el taller concertado.
El taller, por la garantía de que recibirá clientes a través de la aseguradora, le hará precios especiales, es decir, más bajos. Y como no, en el supuesto de conflicto entre el usuario y la compañía, siempre acatará las ordenes de la compañía.
Que un taller haga descuentos a la compañía por una política empresarial nadie se puede oponer, pero otra muchas veces, esa rebaja del precio significa una rebaja en la calidad del servicio, es decir, en la calidad de reparación.
Por ello, muchas compañías, hacen lo posible y lo imposible para que sus asegurados acaben en un taller concertado, ya que de esa manera pueden ahorrar mas dinero, aparte de tener de su parte al taller si surgieran conflictos con el asegurado.
La artimaña consiste en demorar todo el tiempo posible la tramitación del siniestro, de tal manera que si lo llevara el usuario a un taller concertado al día siguiente estaría solucionado.
También es cierto que algunas compañías, ofrecen una contraprestación extra si se elige un taller concertado, como es ofrecer un vehículo de sustitución mientras se repara. En este caso al menos, existe una contraprestación.
Las líneas maestras a la hora de elegir un taller son:
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