En el siguiente artículo sobre la figura del conductor ocasional, intentaremos dar luz a las innumerables dudas de aquellos clientes que tienen autorización de la aseguradora para conducir un coche y quienes no la tienen, así como qué consecuencias tiene si no haces las cosas bien.
Antes de meternos en materia, vamos a mostrar los dos puntos de vista de las partes implicadas, es decir, de la aseguradora y del asegurado.
Para acompañar las explicaciones, planteemos las dos posturas, el punto de vista del usuario y el punto de vista de la compañía de seguros.
En los despachos de una aseguradora, las personas que toman las decisiones importantes piensas de la siguiente manera:
“Si nosotros aseguramos a un cliente como conductor, queremos que esa persona sea quien coja el coche y no otra, porque en caso contrario, las variables del precio del seguro serían diferentes.
De la misma manera, si el coche tiene varios conductores, todos ellos deberán aparecer reflejados en las condiciones particulares o, como mínimo, aquel que suponga mayor riesgo para nosotros, es decir, el conductor más novel, el más joven o el que tenga mayor siniestralidad, o lo que es lo mismo, aquel que obtendrá un precio más alto.
Así, solo vamos a garantizar las coberturas a aquellos conductores que figuren en las Condiciones Particulares de la póliza. De esta forma, cuando ocurra un siniestro,
De esta forma, si otra persona distinta maneja el coche asegurado y tiene un siniestro, no pagaremos nada, ya que se estaría produciendo un fraude al no conducir el vehículo ninguna de las personas autorizadas, por lo que demostraremos que se trata de un caso de “mala fe” y lo excluiremos de la póliza.
Por otra parte, si actuamos de esta manera, tendremos una gran reducción de clientes, porque mucha gente comparte el coche con su pareja, con sus hijos, con sus padres e incluso con sus amigos más cercanos. Para evitarlo, no nos quedará más remedio que aceptar a todas estas personas como conductor ocasional, sin necesidad de que esté declarado en la póliza, pero, eso sí, con ciertas limitaciones. Así, todos los menores de X años y que tengan menos de X años con el carné de conducir, están obligados a estar incluidos en la póliza. El resto, podrá circular con el coche asegurado sin ningún tipo de limitación.
En el lado opuesto, tomamos el planteamiento de una persona responsable en relación con su seguro de coche,
“Para empezar, el seguro lo pongo a mi nombre, y yo seré el conductor declarado en la póliza, ya que no quiero sobresaltos ni problemas.
“Mi coche lo voy a asegurar a mi nombre y, por supuesto, yo seré el conductor declarado en la póliza, ya que soy quien lo cogeré de forma habitual.
Es posible que en algún momento tenga que dejárselo a otra persona, pero tendré que comprobar en las condiciones generales si está cubierto, ya que si hay un siniestro la compañía no me pagará nada. Si mi hijo quiere coger el coche, tengo que comprobar qué limitaciones plantea la aseguradora en la póliza, ya que si para hacerlo debe tener más de X años, no podré dejárselo. Pero si es absolutamente necesario que coja mi coche de forma más o menos esporádica, tendré que llamar a la aseguradora para incluirlo como conductor ocasional, aunque esto posiblemente me suponga una subida en la prima del seguro,.
Esta es la forma idónea de actuar para no tener problemas con la compañía de seguros.
La figura del “Conductor ocasional” es un aspecto que a menudo genera recelo entre las compañías de seguros.
Las aseguradoras son sabedoras que muchos clientes tienen hijos que. tarde o temprano, se sacarán el carné de conducir y, como es lógico, querrás coger el coche. Pero como lo más probable es que aún no tengan muchos ahorros, empiezan disfrutando del coche de sus progenitores.
Para tratar de dar solución a este hecho, las aseguradoras contemplan la figura del conductor ocasional, que es la persona que, en teoría, cogerá el vehículo esporádicamente, aunque sabemos que en algunas ocasiones esto no suele ser así.
Lógicamente, cuando incluyes a una persona de mayor riesgo en la póliza, se produce un incremento en la prima del seguro, que puede ser mayor o menor en función de la compañía.
Gracias a este acuerdo, el asegurado consigue lo que pretendía, es decir, que su hijo figure como conductor asegurado aún pagando un poco más, y la aseguradora retiene a su cliente ofreciéndole una solución y, quizás, se asegura a un nuevo cliente para el futuro (el hijo).
Sin embargo, esto tiene algunas desventajas para el cliente, que debes tener en cuenta a la hora de hacer tu planteamiento particular:
Por estos motivos, siempre que sea posible, nuestra recomendación es que si tu hijo va a coger el coche de forma más o menos habitual, lo mejor es que sea él quien figure como conductor principal desde el principio, salvo que las primas que exija la aseguradora sean desorbitadas. Como cualquier cosa, hay que analizar las particularidades de cada caso y echar cuentas, ya que en ocasiones es necesario acudir a este tipo de figuras.
Para terminar con este artículo vamos a plantear el ejemplo de una situación muy común en la actualidad.
Una persona de 20 años se saca el carné de conducir y compra un vehículo de segunda mano, que quiere asegurar a su nombre. Sin embargo, las compañías le piden unas cantidades muy elevadas que no puede asumir.
Alguien le dice que puede usar a su padre para asegurarlo y se autoexcluye de la póliza. Eso sí, como el propietario del coche es él, está obligado a declararlo así a la compañía, por lo que muchas aseguradoras verán la situación con recelo y posiblemente se negarán a aceptarlo o incrementarán un poco la prima.
Firma la póliza con estas condiciones y más adelante tiene un accidente. ¿Qué podría ocurrir? Que al no estar declarado en la póliza y además haber actuado de mala fe, la aseguradora excluirá el siniestro y no pagará absolutamente nada.
Por supuesto, también puede pasar que no ocurra ningún siniestro durante la vigencia del contrato, de forma que esta persona habrá ahorrado un buen dinero y aparentemente ha hecho una buena operación.
Sin embargo, aunque ya de por sí esto es una insensatez, cuando el día de mañana quiera contratar el seguro a su nombre, se encontrará con que la compañía le seguirá poniendo precios elevados, puesto que no habrá acumulado bonificaciones.