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Cuando una aseguradora diseña una póliza, intenta poner en marcha toda una serie de coberturas que cubran las diferentes situaciones que se pueden producir en la vida diaria. A mayor nivel de protección, mayores coberturas.
Por ejemplo, si tenemos un roce contra una columna, un golpe con el coche o unos vándalos nos rompen un espejo retrovisor, aparece la cobertura de daños propios que nos viene a cubrir esta contingencia. Por ejemplo, nos roban el automóvil y aparece con desperfectos, entra en acción la cobertura del robo. O si una china nos rompe el parabrisas delantero, lo arreglaremos con cargo a la cobertura de lunas.
Ahora bien, los usuarios no siempre actuamos ”de buena fe”, y en mas de una ocasión (y mas de dos), intentamos ”colársela” al seguro, para que nos paguen cosas a las que no tenemos derecho. Las compañías lo saben, y por eso muchas veces las pólizas están ”limitadas” en determinados casos, para evitar el fraude.
Por ejemplo, si tenemos derecho a que nos paguen por los desperfectos en equipajes tras un accidente, seguramente llevaremos muchas veces en el coche una maleta de marca, o un abrigo de piel. O por ejemplo, si nos roban dentro del coche, seguramente las gafas de sol sean las mas caras.
Pagamos ”justos por pecadores”, porque:
Por ello, al ofrecer ciertas coberturas, las compañías lo que persiguen muchas veces es evitar el fraude, aunque su deseo hubiera sido cubrirlo, no lo pueden hacer. Para ello utilizan distintos niveles de protección, de tal manera que intentan que determinados asegurados no les engañen.
Un claro ejemplo de todo esto está en la cobertura de los neumáticos del coche. En sí, la rueda de un automóvil no es mas que un elemento ”de serie” que llevan todos los vehículos, como puede ser el motor, un asiento, o el volante. Sin embargo, ¿porqué muchas compañías no cubren, o lo hacen con limitaciones, los neumáticos?: POR EL FRAUDE. Ninguna compañía se plantea no cubrir el arreglo del motor en un accidente, pero la mayoría pone restricciones cuando se trata de una rueda.
A continuación se muestra los distintos niveles de protección que utiliza cada una de las compañías para intentar cubrir los neumáticos, y a la vez, evitar el fraude.
Existen cuatro niveles de ”cobertura” que ofrecen las aseguradoras.
En el ”nivel mas restrictivo” de aseguramiento están aquellas compañías que solo cubren el neumático en los casos en que el vehículo es declarado siniestro total. Estamos en peor de los casos, ya que para conseguir que nos paguen la rueda se tiene que dar la circunstancia de que el coche haya sufrido un accidente de tal calibre que quede inservible. En este caso, aparte de evitar el fraude, se está limitando de manera ”agresiva” la cobertura.
En este grupo las compañías ya no solo evitan el fraude, sino que además evitan pagar una parte del vehículo sin justificación en pequeños accidentes que ocurren todos los días. Es un mal ejemplo de lo que una compañía debe hacer para evitar el fraude, porque si era eso lo que se perseguía, lo estará consiguiendo, pero a la vez, está ”fastidiando” a otros muchos asegurados.
En el ”nivel medio restrictivo” de aseguramiento están aquellas compañías que solo cubren un porcentaje del valor del neumático. Da igual que la rueda estuviera nueva, o desgastada, que existan mas daños en el coche para demostrar que no se trata de un fraude, da igual, cubren un % de su valor y ”se olvidan”. Es una fórmula fácil, pero desaconsejable, porque no está garantizado evitar el fraude, y por otro lado, se producirán situaciones de injusticia.
En el ”nivel medio permisivo” están aquellas aseguradoras que cubren el 100% del valor a nuevo de la rueda, pero no en todos los casos, sino en aquellos que les va a permitir averiguar con casi toda certeza que no se trata de un fraude. Nos encontramos por ejemplo, con casos en los que se cubre en toda circunstancia, siempre y cuando el neumático no sea el único elemento afectado. Por ejemplo, se cubre los neumáticos si en el siniestro hay mas daños en el coche, y no se cubre nada si el lo único afectado.
Es el nivel mas razonable, el mas justo, y el que mejor describe la situación entre realidad y anti-fraude, ya que en un accidente ¿va a dar la casualidad de que solo se dañe el neumático? (siempre quedará el ”espabilado” que con tal de que le paguen una rueda es capaz de empotrar su coche contra una columna).
En el ”nivel mas permisivo” estarían aquellas compañías que cubren el 100% del valor a nuevo del neumático, en todas circunstancias. Para este grupo de aseguradoras, consideran que el fraude que se puede cometer por parte de los usuarios es ”asumible” y representa una pequeña parte que engloban en el gasto general destinado a esta partida. Por así decirlo, ”justos pagarán por pecadores”, y prefieren ”tragarse” a los fraudulentos con tal de cubrir de manera correcta a los usuarios honestos, que consideran que es la gran mayoría.
La situación mas justa, tanto para usuarios, como para aseguradoras, es el ”nivel medio permisivo”. Es una buena política para evitar el fraude, y evita que se produzcan situaciones desagradables donde el usuario no ha actuado con mala fe y se queda sin cobertura.
En la cobertura del robo es donde es mas complicado ”atajar” el fraude, ya que una vez que el neumático desaparece, es imposible averiguar si ha sido por una acción ajena a la voluntad del asegurado, o ha sido el mismo usuario quién se a ”auto-robado” el neumático porque estaba desgastado y quiere que sea la aseguradora quién le haga ”un regalo”.
En esta cobertura se dan, sobre todo, una situación, y no es completamente satisfactoria para el usuario, pero es que el fraude no deja a las compañías ofrecer algo mejor. Es el siguiente caso:
En el ”nivel medio restrictivo” de aseguramiento están aquellas compañías que solo cubren un porcentaje del valor del neumático. Da igual que la rueda estuviera nueva, o totalmente gastada, se cubre un % de su valor (normalmente el valor venal, que se tasa en el 80-70-50…% de su valor a nuevo, dependiendo de cada compañía). Un compromiso a medio camino entre lo deseable y lo real, una salida posible entre las opciones que existen, que son todas malas.
Por ejemplo, si una persona intenta defraudar a la compañía, no va a simular el robo de una rueda cuando está nueva, sino cuando esté próxima su sustitución. En este caso, si consigue de la compañía el 80% del valor a nuevo, ¡¡¡le sale rentable!!!, porque solo tendrá que abonar el 20%., porque no está garantizado evitar el fraude, y por otro lado, se producirán situaciones de injusticia.
La excepción confirma la regla, en MAPFRE cubren el 100% de los neumáticos a su valor a nuevo en caso de robo. En AXA también, excepto si son los únicos elementos del coche robados, que no lo cubren.
Como casos particulares a este estudio, está SEGUROS BILBAO, FIATC, HELVETIA SEGUROS y PELAYO, que paga un porcentaje del valor del neumático en función de la edad del coche.
Lo ideal sería establecer nuevas fórmulas de aseguramiento. Ni el nivel mas restrictivo, ni el medio, son fórmulas válidas, porque si bien el primero no se ajusta a la realidad, el segundo no evita el fraude y perjudica a los que realmente sufren el robo.
Aparte de todo lo anterior, y como nueva idea que se pueden lanzar a las aseguradoras, también es necesario hacer hincapié en determinadas conductas que serían deseables, y razonables.
Por ejemplo, si tras un accidente el neumático delantero derecho debe ser sustituido, y el grado de desgaste que tiene es grande, lo razonable sería establecer alguna medida de negociación con el usuario de tal manera que se intentara velar por su seguridad. Es decir, se debería cubrir, además del neumático afectado, el resto de neumáticos (o al menos el de cada eje -delantero o trasero-), ya que no es aconsejable conducir con neumáticos de distinta marca, distinta fecha de fabricación, y distinto desgaste en un mismo eje. Quizás la solución pasaría por pagar parte del neumático no dañado y que debe ser sustituido.
Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los amortiguadores.
Si la picaresca de los usuarios no existiera, las aseguradoras cubrirían el 100% del valor a nuevo de los neumáticos en todos los casos. Es un gasto pequeño, no mas de lo que puede suponer cualquier otro pequeño siniestro. Sin embargo, una pequeña parte de usuarios hacen que paguemos ”justos por pecadores”, y las compañías utilicen técnicas restrictivas en sus pólizas para evitarlo.
Es un mal imposible de corregir, porque aunque la aseguradora sepa que está ante un fraude, no lo puede demostrar, y se lo tiene que ”tragar” si su póliza lo cubre. Los usuarios nos debemos acostumbrar a que el neumático en muchas ocasiones no esté cubierto, o lo esté de manera limitada.
Para aquellas compañías que tienen bien acotado el fraude, les animamos a que ”avancen” en las coberturas, y medien fórmulas para dar a sus asegurados lo mejor en cada momento. En este caso, velando por la seguridad, y sustituir al menos los neumáticos de cada eje.
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